Mi alma se sigue convirtiendo en humo,
como el del incienso que ya casi no enciendo,
como el del cigarro que fumo
cada vez con más frecuencia.
Y aun así me das la espalda,
aun así soy un estorbo en el camino
y las risas se convierten en sangre.
Reír y morir y salir
de madrugada buscando
tu recuerdo...
pasando noches sin dormir,
pasando vidas sin vivir.
Y poco a poco me convierto en humo
desvaneciéndome en el éter.
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