Me llaman, me gritan, se callan, mi nombre retumba en un eco constante… se calla, gritan de nuevo, ¿quién es?, me llaman.
Grito tu nombre y no contestas. Me llaman, me gritan, lastiman mis oídos. Grito más fuerte y solo escucho el eco desnudo de mi voz. Ya no escucho las voces que me llaman, los gritos cesaron… mis oídos reventaron, ya no escucho.
Trato de gritar tu nombre una vez más, pero mi boca solo emite un sonido seco, un sonido muerto. Un líquido rojo y burbujeante sale de ella, no siento dolor… mi boca no hablará más.
No puedo escuchar, no puedo gritar… te busco, aquí, allá… te encuentro en mi mente, te invoco… apareces frente a mí… trato de abrazarte, de tocarte una vez más, pero la imagen se va y caigo al suelo, inerte, no me muevo… de mis poros sale el mismo líquido que de mi boca.
No siento… te veo una vez más, por última vez… la foto desaparece… mis ojos en un frasco con agua… ciego también quedé.
Algo se acerca, de negro, no se le ve la cara, algo brilla en su mano… pero no estoy solo, una mano está en mi hombro. Lágrimas frías ruedan por mi piel, me limpian… escucho de nuevo, mi boca y mi cuerpo dejan de sangrar, los ojos vuelven a su lugar y la muerte se aleja.
Una sonrisa… el sol murió por última vez.
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